Carlos Alemán



ME DUELEN LAS MURALLAS QUE CELEBRAS

Jamás supiste nada, niña tonta
Sin rumbo fijo siempre solo vago
Mis carnes hierro muerden, nubes monta
Descubre cuántas propias tumbas hago;

La sed que sus venenos los afronta 
Los hilos adelgazas de mi pago 
En los relojes donde se remonta 
Amarga de volcanes en su trago;

Me partes, juegas con mis altas hebras 
Tus signos corren, huyes sin acuerdo 
Me duelen las murallas que celebras;

Por el modo grave con que pierdo 
Lluéveme tu nombre si me quiebras 
La piel que se diluye en tu recuerdo.




EN TU ALMA CLARA CON AMOR YO ENTRO

De voces diferentes de poesía 
Con las gratuitas arpas del aroma 
Del alfabeto joven todavía 
Tu diaria primavera mundos toma;

De bruma con pausada calma fría 
De noche vasta que con sol asoma 
Con mármol de constante paz de día 
Paciente lluvia tienes por idioma;

Liberas lo que sobre vientos lanzo 
Tus danzas giran en su propio centro 
Exactas, intocables del remanso;

Te haces fragmento en el encuentro 
Y en las orillas de tu piel descanso 

Y en tu alma clara con amor yo entro.




SONETO V

Espalda tuya, cierto laberinto
del surco, puente, calle, galería,
que multiplicas por un mar extinto
en sitios extendidos en el día;

espalda tuya, fuego sin recinto,
planicie de perpetua lejanía,
su túnel crece vasto del jacinto,
retorna, resplandece, se rocía;

seiscientas arboledas ocho veces
la sed construyen larga de textura
con setecientas ascuas de cipreses;


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