ME DUELEN LAS
MURALLAS QUE CELEBRAS
Jamás supiste
nada, niña tonta
Sin rumbo
fijo siempre solo vago
Mis carnes
hierro muerden, nubes monta
Descubre
cuántas propias tumbas hago;
La sed que
sus venenos los afronta
Los hilos
adelgazas de mi pago
En los
relojes donde se remonta
Amarga de
volcanes en su trago;
Me partes,
juegas con mis altas hebras
Tus signos
corren, huyes sin acuerdo
Me duelen las
murallas que celebras;
Por el modo
grave con que pierdo
Lluéveme tu
nombre si me quiebras
La piel que
se diluye en tu recuerdo.
EN TU ALMA
CLARA CON AMOR YO ENTRO
De voces
diferentes de poesía
Con las
gratuitas arpas del aroma
Del alfabeto
joven todavía
Tu diaria primavera
mundos toma;
De bruma con
pausada calma fría
De noche
vasta que con sol asoma
Con mármol de
constante paz de día
Paciente
lluvia tienes por idioma;
Liberas lo
que sobre vientos lanzo
Tus danzas
giran en su propio centro
Exactas,
intocables del remanso;
Te haces
fragmento en el encuentro
Y en las
orillas de tu piel descanso
Y en tu alma clara con amor yo entro.
SONETO V
Espalda tuya,
cierto laberinto
del surco, puente, calle, galería,
que multiplicas por un mar extinto
en sitios extendidos en el día;
espalda tuya, fuego sin recinto,
planicie de perpetua lejanía,
su túnel crece vasto del jacinto,
retorna, resplandece, se rocía;
seiscientas arboledas ocho veces
la sed construyen larga de textura
con setecientas ascuas de cipreses;
del surco, puente, calle, galería,
que multiplicas por un mar extinto
en sitios extendidos en el día;
espalda tuya, fuego sin recinto,
planicie de perpetua lejanía,
su túnel crece vasto del jacinto,
retorna, resplandece, se rocía;
seiscientas arboledas ocho veces
la sed construyen larga de textura
con setecientas ascuas de cipreses;
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