Pedro López IC



[NOMBRE Y FECHA DE NACIMIENTO] 
Pedro López IC
19 de mayo del 1989

[CIUDAD]
Coatzacoalcos, Veracruz

[RESEÑA]
Escritor originario de Coatzacoalcos, con 27 años cumplidos, hijo de Vicente López y María de Lourdes Ic, es el menor de dos hermanos. Egresado de la universidad veracruzana, donde se graduó como Ingeniero Químico en el año de 2014; desde temprana edad nació su inquietud por el mundo literario, participando siempre en toda su etapa escolar en concursos de declamación y oratoria. Actualmente a pesar de la profesión que eligió se quiere abrir camino en la escritura y la psicoterapia de forma seria y profesional, razón por la cual tiene contemplado ingresar a talleres literarios y formarse como terapeuta familiar.   Sus pequeños poemas van dirigidos en particular a los diferentes matices de la vida, la superación personal y por supuesto también al Amor. Su autor favorito es Marwan, Eloy Moreno, Francisco González



[POEMAS]


ME ENCUENTRO

Me encuentro a mitad del camino,
donde los senderos se ensanchan y estrechan,
donde la vida comienza, los minutos fluyen,
los amores empiezan.

Me encuentro donde la tristeza por fin dio tregua a la alegría.
Estoy en el punto exacto de dejar el confort y saltar al vacío.
Donde los errores no son más que el comienzo
de lo que algún día se convertirá en sabiduría.

Me encuentro, en ese momento donde la juventud
es la melodía  que resuena en los ecos del silencio
de todos esos sueños que se han convertido en metas.
Cuantas cosas esperan, todos esos viajes que no he realizado,
esos proyectos que no he trazado,
esas tazas de café que no he disfrutado,
esos amores que no he conquistado.

La vida apenas comienza, guarde los miedos y prejuicios en el baúl  del  olvido.
Limpie el armario para colgar las ilusiones;
pues ya no hay razones para no disfrutar de lo que tengo.

Me encuentro en ese momento donde la felicidad converge con la vida.
Estoy en la edad de Madurar de crear de construir de soñar y luchar por ello,
de trabajar arduamente para merecer, de hacerme responsable de mi,
de amar a mis padres con todo el corazón, me encuentro en la edad de
equivocarme para empezar de nuevo, de caer mil veces y saber que me levantaré,
 en la edad de recorrer el mundo, de coleccionar historias, momentos, recuerdos imagines, lugares, de vivir conmigo mismo para poder vivir en compañía
de alguien más, en la edad de dejar de tener miedo a vivir y comenzar a vivir.

En la edad de elegir de quien enamorarme,
de sentir la música vibrar, de disfrutar una noche de fiesta,
así como una noche en casa, en la edad de creer en mí para poder cumplir
todo lo que me he prometido.





ENTIENDO

Entiendo que vida no sea fácil, pero aun así vale la pena disfrutarla.
Entiendo que la soledad es la mejor forma de estar contigo,
de mirarte y solo así poder comenzar a encontrarte.

Entiendo que a pesar del correr del tiempo y de los logros ganados
lo único importante son esas vidas que con ello hemos marcado.
Entiendo que algunos amores se pierden en el profundo
laberinto del olvido, pero otros renacen en el mar de los sueños.

Entiendo que la felicidad se dibuja a momentos,
en las pequeñas simplicidades del existir.
Entiendo que sumergir las penas con una
sonrisa en una botella de vino, jamás podrá compararse
con el poder dejar que  la historia sea narrada
con dolor en una taza de café.

Entiendo que la juventud acabe, que el cuerpo se desgaste,
que los cabellos se tornaran grises, pero que el alma siempre se conserve.
Entiendo que es mejor tener un solo amigo que te entienda
y comprenda, que más de mil que no encuentren la manera de descifrarte.

Entiendo que mi destino será labrado con cada segundo
de las acciones de mis días, que los errores cometidos solo
serán el comienzo de una nueva sabiduría, que encuentre
la manera de rehacerme una y otra vez cada vez
que yo mismo logre desdibujarme.

Entiendo que  realizar travesías de viajes
largos, te abre las puertas a nuevos mundos que te invitan
a perderte en ellos para que aprendas a vivir.
Entiendo que el miedo es la mejor arma que tiene la rutina
para no dar cabida a los sueños.

Que la incertidumbre es el enemigo a vencer 
de los espíritus aventureros.
Entiendo que toda pasa, que todo termina,
que todo colapsa y se destruya pero nuestros días de gloria
resonarán eternamente cada vez que
a través de la historia renazcan nuestras vidas





¿CUÁNTO VALORAMOS EL CUERPO?

Las 9:30 de la mañana y el sol rompe contra las persianas, apuntando directamente sus rayos contra mi rostro. Me encuentro con los ojos entreabiertos y ni he logrado ponerme de pie, cuando siento como el aroma de la piel comienza a despedir las primeras consecuencias de una profunda resaca producto del éxtasis de la noche anterior.

Lo he vuelto a hacer, una vez más me percibo entre las entrañas de las sabanas en una habitación barata de hotel; nuevamente he regalado los besos y caricias correctos a la mujer inadecuada. Comienzo a recordar cómo me he creído vencedor al escuchar los gemidos, consecuencia del frio orgasmo que he dejado como suvenir en una batalla donde el más grande adversario a vencer es el deseo iracundo de saciar los vacíos que conmigo mismo no he conseguido llenar.

 Y es que ante el acérrimo deseo de querer darle la espalda a la soledad día tras día, noche tras noche, he sacrificado mi cuerpo entre las sabanas y el colchón sin conseguir que nadie pueda ver fuera de la cama la nobleza del corazón; pues desde muy joven he coleccionado encuentros de los cuales los únicos recuerdos son efímeros en el tiempo.

 Soy el hombre de besos profundos y caricias prolongadas, pero recuerdos cortos, de noches desencajadas pero días sombríos.
 ¿Acaso por lo menos recuerdas su nombre? me cuestiono en el espejo y por un momento me atormenta el pensamiento que resuene en mi cabeza y grita en cada cama que profano ¿cuánto valoramos el cuerpo?

 Si me adentro cada vez más me doy cuenta que tal vez no dista mucho entre vender el cuerpo y prostituir el alma; el cuerpo es por dinero el ama por un supuesto placer.

 Han sido tantas veces que he repetido el guión sin final donde las mujeres son distintas pero siempre su sentir el mismo. Ya conozco la rutina al despertar, ellas me miran y al hacerlo con tanta extrañeza parecen haber olvidado los pocos recuerdos que tiene de la cama ardiendo en medio de la pasión desenfrenada.

Apenas se despiden y al cerrar la puerta al marcharse se llevan con ellas un poco de mí; entonces me vuelvo a perder y me doy cuenta que la historia que la habitación narro es solo la profunda necesidad de poder encallar en algún puerto tras la travesía por el mar del desamor.
Ya no más me prometo, me he cansado de ser el hombre de los encuentros fugaces y sonrisas furtivas, pues tras cada orgasmo detona el sentimiento de sentirme incompleto y con cada encuentro es solo la lujuria disfrazada de deseo, donde sacio el hambre desenfrenada del cuerpo, destruyendo en pedazos la dignidad ¿cuánto valoramos el cuerpo?.

 Es necesario que recordemos que el cuerpo es el empaque de los sueños, del espíritu y no solamente la fuente del vicio de eso que llamamos sexo, es el hogar de la vida, el universo de los recuerdos, el templo del saber. Cuantas veces lo he puesto a merced del morbo, como garantía de una falsa promesa con la única finalidad de sentirme conquistador. Lo he enmascarado de amor para no romper una débil ilusión.
 ¿Cuánto tiempo más dejaras pasar para borrar dos puntos suspensivos de esta trama perversa? donde el protagonista es un hombre arduo de besos y caricias a la primera que le regale una mirada llena sensualidad, pero tan falto de sentimientos cuando el calor del deseo deja de vibrar en la intimidad.

 De qué sirve ser peregrino de noches donde desnudamos el ser para vestir los complejos. ¿Que acaso vale más, un hombre que sabe cómo hacer que se abran un par de piernas pero no sabe cómo dejar de cerrarse al amor? Mientras pongo esto en mi cabeza y le doy vueltas con la conciencia, me termino de vestir regalo en la frente el único beso sincero a esa mujer  aún desnuda presente en las almohadas, le susurro un perdón y me retiro con toda la convicción de no volver a tajar ni un centímetro de mi piel.





SIEMPRE ELIJO QUE NO

Ante la mirada penetrante de que invita a quedarme, elijo la mirada esquiva para intentar salvarme, de no aventurarme a adentrarme en el mundo desconocido de quien podría acompañarme.

Soy consciente que he elegido la soledad por compañera, pues la persona ideal que mi mente crea, dista mucho de quien al cruzarse por mi camino me regala una sonrisa. Quizá ante la inconmensurable demanda de mis deseos, hecho por los suelos las ofertas que me propone la vida, como quien corre del destino con temor de ser alcanzado por el desafío.

Me he acostumbrado tanto a estar conmigo, que en ocasiones me pierdo en los laberintos de mis sueños y deseos. Empiezo a creer que la palabra valentía es el adversario profundo de la monotonía.

En el diccionario de mi vida, el miedo se ha convertido en sinónimo de confort;   lucho por soltar la incertidumbre que me da el saber que la única constante que debo de llevar es el cambio y que el tiempo perdido donde trazo el plan perfecto  solamente es el resultado de querer estancarme en el presente, cargando el pasado y prologando el futuro. El futuro tan lejano y tan ausente de mí.

Me niego muchas veces el derecho de atreverme a teñir con un poco de locura mis días o compromiso a mis noches. Soy tan cobarde que no cambio de estilista, tan predecible que en la cafetería no hace falta que me reserven mi lugar, tan detestable que mis padres han puesto condiciones en casa para ver si así logro mudarme, estoy tan ausente que una vez la vida me regalo un profundo golpe entre las entrañas.

Siempre elijo que no ante el coqueteo del amor, siempre elijo que no ante el llamado de la alegría; pues la nostalgia ha permeado por mucho tiempo mi vida, siempre elijo que no a ser distinto al hombre que miro en el espejo, siempre elijo que no ante el viaje que me propone el deseo, siempre elijo que no ante el llamado a sentir, siempre elijo que no al querer convertir un erros en sabiduría, Soy un hombre que un día estaba tan perdido que al en encontrarse tal vez eligió quedarse consigo.





NUESTRA PEQUEÑA HISTORIA DEL DESEO

Hoy entre el calor de la noche te he vuelto a recodar, las manos han sido cómplices del pensamiento para que retornes a mi hogar y es que últimamente no me alcanza el imaginar tu cuerpo desnudo, pues en cada orgasmos el torrente entre tus piernas me vuelven a inundar. El silencio es perfecto para que a pesar de tu ausencia tus gemidos me vuelvan a ser vibrar, aquel día la palabra placer volvimos a reinventar. Tus manos sobre mi piel me elevaban al éxtasis del deseo, jamás podré borrar esa imagen de tu rostro cuando me permitiste entrar. Mis ojos desorbitados en cada ir y venir. Los besos y caricias nos quedaron cortos al aventurarnos a explorar, pues los prejuicios y tapujos en el juego del deseo no tienen lugar. Quisiera volver a rodar mi perversa lengua por el estrecho senderos de tus caderas, hasta perderme en el abismo profundo del fruto prohibido que solo a mí me habías  mostrado. Qué decir de esa tu manera tan salvaje y tan excitante de morder, de lamer de beber. En esa cama no hubo espacio para los complejos. Nos hicimos uno en un instante, tu sudor escurriendo sobre las curvas de tus pechos; tu espalda contra mi pecho me hizo vibrar, gemir, gritar. Sobraba el mundo y nos faltaba tiempo. Con tus pequeñas  manos la semilla de la vida hiciste explotar al compas de las palabras un orgasmo profundo pudimos alcanzar.







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